08/10/2022
07/10/2022
06/10/2022
Las bailarinas de Degas: cómo el ballet inspiró la obra de este artista
impresionista
No
importa cuántas musas los inspiren, ciertos artistas impresionistas están
asociados con un tema único y característico. Desde Nenúfares de Claude Monet
hasta las relaciones madre-hija capturadas por Mary Cassatt, cada tema ofrece a
los espectadores un vistazo a los intereses, influencias y experiencias del
artista.
Si bien la mayoría de los impresionistas optaron por explorar sus temas
favoritos solo en óleos, el artista francés Edgar Degas dio un paso más allá,
retratando a sus amadas bailarinas con pintura, pastel, lápiz, tinta e incluso
cera.
Contexto
En la década de 1870, Degas ayudó a promover el impresionismo. Al igual que
sus compañeros artistas franceses, empleó pinceladas rápidas y colores vivos en
sus pinturas. Sin embargo, a diferencia de otros impresionistas, Degas no
estaba preocupado por la luz y la naturaleza. En cambio, estaba fascinado por
el movimiento y la gente, haciendo de las bailarinas su tema ideal.
“La gente me llama el pintor de bailarinas”, le dijo Degas al marchante de
arte parisino Ambroise Vollard. “Nunca se les ha ocurrido que mi principal
interés por las bailarinas radica en representar el movimiento y pintar ropa
bonita”.
04/10/2022
La naturaleza
El contacto con la naturaleza
El respeto y el afecto
Cuando los chicos son educados en un medio natural donde se relacionan con otros animales tienen experiencias que nunca olvidarán y les servirán para toda la vida.
A los niños les produce un placer, casi innato, el poder saltar, correr, trepar o jugar al aire libre. Por eso, el vínculo de la educación con la naturaleza es tan beneficioso para ellos. De hecho, se realizan continuamente investigaciones que analizan cómo influye positivamente que los niños se desarrollen dentro del medio natural. Por ejemplo, un estudio sobre el impacto de las zonas verdes en el desarrollo cognitivo, realizado por un equipo de investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL), de la Universidad de California y de otras instituciones europeas ha concluido que aprender rodeado de naturaleza mejora procesos como la memoria, la atención y la resolución de problemas.
Y es que parece ser que los beneficios de la enseñanza al aire libre son varios, y en diversos ámbitos, pues el contacto con la naturaleza y la libertad de movimiento beneficia el desarrollo físico, emocional y cognitivo de los niños y niñas. Concretando un poco más, los defensores de la metodología de la educación al aire libre destacan todas estas ventajas para los pequeños:
- El sistema inmunitario se fortalece y se dan menos casos de obesidad (los niños caminan mucho y realizan más ejercicio), de asma y de alergias.
- Las habilidades motoras (equilibrio, agilidad y coordinación) mejoran al educarse en un entorno natural.
- El aprendizaje en la educación al aire libre es más efectivo porque está basado en la experiencia. Los pequeños observan, atienden y se concentran más (están más alerta que cuando se encuentran en un aula cerrada). También muestran una mejoría en su capacidad de razonamiento y de toma de decisiones.
- Se produce un desarrollo del espíritu emprendedor y de la iniciativa propia, así como de la autonomía. Al mismo tiempo se observa que los niños tienen más autodisciplina.
- Los pequeños que acuden a este tipo de escuelas son más creativos e imaginativos, mostrando mayor fantasía.
- Se potencia el trabajo en equipo y el sentido de cooperación. Los niños ayudan mucho a los demás.
- Los pequeños muestran más cuidado y defensa del medioambiente (y adquieren amplios valores éticos).
- Se produce un desarrollo socioafectivo muy positivo. Los niños tienen menos estrés y tensión y, en este sentido, parece que se minimizan comportamientos violentos.
- Facilita la implementación de medidas de prevención frente al COVID-19, como un mayor distanciamiento social, mayor ventilación natural, etcétera.
En la naturaleza disminuyen mucho los casos de niños y niñas sobre diagnosticados por déficit de atención e hiperactividad.
Y, en definitiva, la educación al aire libre se configuraría como una opción saludable para nuestros pequeños, tanto mental como físicamente, que les ofrece experiencias difíciles de llevar a cabo en espacios cerrados.
Valorémosla.
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